«So el árbol»

A treinta kilómetros escasos de Bilbao hay un roble. Se puede decir sin dudarlo que es uno de los símbolos más reconocibles del País Vasco, aunque no por reconocible sea demasiado conocido. El Árbol de Gernika ha sido durante mucho tiempo un «símbolo de las libertades tradicionales de los vizcainos, y por extensión de las de los vascos».

En puridad hay que reconocer que no se trata de un árbol, sino más bien de una dinastía. Se sabe que en 1742 existía ya el llamado «Árbol Padre», que según la tradición databa del siglo XIV (aunque Caro Baroja defiende con buenos argumentos que probablemente hubo otros en medio). El «Árbol Padre» fue sustituído por un retoño, llamado después el «Árbol Viejo», cuyo tronco aún puede verse en la Sala de Juntas de Gernika. Éste duró algo más de un siglo, hasta 1860; su sucesor fue declarado muerto por enfermedad (un hongo, en concreto) en 2004, y el actual es un vástago del último.

El simbolismo del Árbol le viene por el hecho de ser el lugar de reunión de las Juntas Generales del Señorío de Vizcaya desde mucho tiempo atrás. El territorio de Vizcaya («Señorío» desde 1072) se regía por leyes consuetudinarias no puestas por escrito. Cuando comenzaron a fundarse Villas en el territorio, cada una con su propio Fuero (o «Carta Puebla») otorgado, se hizo necesario especificar cuáles eran las leyes en la «Tierra Llana» (los territorios que se regían no por su «Fuero» de Villa o Ciudad, sino por el Fuero general). Hubo un par de compilaciones en el siglo XIV, aunque la más completa fue el llamado «Fuero Viejo» de 1452, que ya establecía que el procedimiento para declarar un nuevo Señor incluía un juramento en «Guernica, so el árbol donde se acostumbra fazer la Junta».

Los Reyes de Castilla, tras heredar el título de Señor de Vizcaya, mantuvieron la costumbre de jurar y confirmar los Fueros en Guernica, «so el árbol», desde Juan I hasta Carlos V (los reyes posteriores siguieron confirmándolos, pero no en persona). El final de las guerras carlistas trajo como consecuencia la abolición de dichos Fueros por Alfonso XII; el lugar mantuvo e incluso amplió, no obstante, su valor simbólico, convirtiéndose en el lugar donde se juró por primera vez el cargo de Lehendakari de los vascos durante la II República, y siendo la sede de las instituciones preautonómicas (como la Asamblea de Parlamentarios Vascos y el Consejo General Vasco); el Estatuto lo fijaría definitivamente como lugar de toma de posesión del Lehendakari. Como se ve, el simbolismo del Árbol quedaba así ampliado, dado que en origen representaba únicamente al territorio de Vizcaya.

Su fuerza simbólica se fue acrecentó gracias a la canción (zortzico) «Guernicaco arbola«, compuesta en 1853 por José María Iparraguirre (curiosamente en Madrid, e interpretada por él mismo por primera vez en el Café de San Luis, en lo que hoy es el hotel Senator, en el 21 de la Gran Vía, que ostenta una placa en memoria de esta composición tras un homenaje realizado por Madrid en 1981).

Y también atribuyó a su fama, esta forma de forma infausta, el bombardeo de la villa durante la Guerra Civil, en el que el Árbol no sufrió daños. Se dice que tras la entrada de las tropas Nacionales en Gernika (aunque no he encontrado confirmación) un soldado fue enviado a talar el Árbol, encontrándose con que un batallón carlista había formado una Guardia de Honor para su protección; otra versión indica que la protección llegó por un regimiento de Regulares de Tetuán enviados por el propio General Mola. Si consigo datos más concretos sobre este episodio los traeré al blog.

En resumen, la historia de un árbol cargado de simbolismo y de tradición; un buen tema, creo, para dar inicio a este blog.

(Nota: sí, hoy comenzaba la campaña electoral de las Elecciones al Parlamento Vasco de 2012. Escribiré sobre ello; pero no quería que lo urgente tapara lo importante)

11 comentarios en “«So el árbol»

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  2. Mi abuelo fue durante varios años juntero de Vizcaya. Pintó con sus propias manos un escudo heráldico con los blasones vizcaínos (el árbol de Guernica) y el de uno de sus apellidos. Yo creía que aquello fue una cosita pero luego me enteré de que, en realidad, era un derecho ganado por su padre en 1910.

    Del árbol de Guernica no tengo muchas anécdotas pero sí se que en mi familia no era un lugar de culto o de especial relevancia. Ahora bien todos nos sabíamos la historia y las costumbres y nos parecían muy cercanas.

  3. Que el futuro himno vasco se compusiera en Madrid tiene su miga. Pero estas cosas siempre son así. También la bucólica la inventaron los urbanitas…

    • Las paradojas siempre son interesantes, efectivamente. Sólo un matiz: el Gernikako Arbola nunca ha sido himno vasco (de forma oficial). La historia del himno vasco tiene su interés, otro día lo vemos.

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