Continúo con la serie de posts sobre los nombres que se han dado a la zona habitada por las gentes de habla vasca a lo largo de la historia. En el post anterior hablamos de «Euskal Herria«, y hoy voy a tratar una denominación que surgió en un momento concreto, con una motivación muy específica, unas raíces discutidas, y que ha tenido una interesante evolución desde entonces. Hablaré de «Euzkadi/Euskadi».
La palabra «Euzkadi» como nombre para el País Vasco fue acuñada por Sabino Arana en 1896. No se trata de un término histórico, de significado más o menos definido, sino de una creación ex-novo, dentro de un proyecto político determinado (el del nacionalismo vasco original).
¿Por qué Arana considera necesario crear un nuevo nombre en vez de utilizar Euskal Herria, que, como vimos, estaba en uso desde hacía siglos, o alguna otras de las denominaciones empleadas en esa época, como Vasconia o Euskeria? Parece que su idea era la de distinguir los nombres que identificaban una «realidad cultural» (histórica, como Vasconia, o lingüística, como Euskeria) de los nombres que identificarían, a partir de ese momento, una realidad política que estaba por construirse. Por otra parte, consideraba «españoles» a nombres como los antedichos. Y por último, ese proyecto político no podía estar determinado por la lengua, dado que gran parte del país ya no la hablaba (y una de sus obsesiones había sido la de restar importancia al factor lingüístico en la construcción nacional). Esa necesidad de diferenciación le llevó a crear un nuevo término que automáticamente quedó cargado de las connotaciones propias de su origen.
Esa diferenciación tuvo éxito fuera incluso del ámbito de su partido: es conocida la cita de un censor español de 1973 (sacada del libro de Joan Mari Torrealdai, La censura de Franco y el tema vasco), y popularizada por este artículo:
«En opinión del lector que suscribe, es preciso fomentar, estimular y ayudar todas aquellas obras en las que aparece la vieja y gloriosa sana palabra Euskal Erria, usada todavía por los auténticos y nobles vascos. Es un criterio que no falla.
NOTA: La diferencia que existe entre decir GORA EUZKADI y GORA EUSKAL ERRIA es la siguiente:
GORA EUSKAL ERRIA: Viva España y Vasconia
GORA EUZKADI: Viva y fuera España»
¿Y cómo acuñó Arana la palabra? Hay mucha literatura al respecto, por lo que es muy posible que se me escape algún detalle. Pero en síntesis, compuso la palabra a partir de la raíz «euzko» y la terminación «di».
«Euzko» era una raíz que no existía hasta entonces. Como vimos, la raíz empleada históricamente para designar lo vasco había sido «eusk-«, con «s», y relacionada directamente con el nombre de la lengua, «euskera», que a su vez provenía simplemente de un verbo «hablar»: así, no existió, que sepamos, una raíz identificadora de la etnia, más allá de la identificación por medio de la lengua.
Siguiendo a Xabier Zabaltza en su interesantísimo artículo «El significado oculto de la palabra ‘Euzkadi’«, Arana originalmente crea «euzko» por etimología regresiva. Había interpretado «Bizkaia» como «be-euzko-dia» (de «behe», «bajo»: «conjunto de los vascos de abajo»), por lo que, dado que «Bizkaia/Vizcaya» aparece sistemáticamente con «z» en ambas lenguas, reinterpretó los términos de «vasco» para que «recuperaran» dicha «z». Posteriormente, en 1901, dio al término otra explicación: relacionó «euzko» con la palabra vasca para el sol, «eguzki» (en algunos dialectos, por caída de la consonante, «euzki»), al igual que, según se decía, el nombre de Grecia (Hellas) estaba relacionado también con el del sol (Helios), etimología que tampoco es correcta.
Y la terminación «-di», que para Arana era un sufijo colectivo, y que después fue empleado en otros neologismos (como «gaztedi», «juventud»), es también una invención, en este caso, de sentido: «-di» es un sufijo toponímico (proviniente de un antiguo «-doi») que designa colectivos habitualmente vegetales: «pagadi», «hayedal», de «pago»+»-di», o «harizti», de la que sale el apellido Aresti, «robledal», de «haritz»+»di», por ejemplo (se ha defendido que «-di» pudiera expresar otro tipo de colectivos, pero no he conseguido localizar ningún ejemplo aún). De ahí que, en expresión ridiculizante, se dijera después que «Euzkadi» significa realmente «conjunto de vegetales hijos del sol» o «bosque de plantas solares».
(Edito para decir que tanto por Twitter como aquí mismo en los comentarios me han dado algún ejemplo de -di usado anteriormente a Arana sin hacer referencia a los vegetales. En concreto, Ricardo Gómez me ha recordado la impresionante tesis de Inés Pagola sobre los neologismos aranistas, disponible en la web de Euskaltzaindia, y en cuya página 389 menciona bastantes ejemplos del uso de -di en no vegetales, como «arraindi» (conjunto de peces) o «aingerudi» (los ángeles), en autores como Etxeberri o Mendiburu. Así que el tema está más abierto de lo que yo creía. Aparte, Pagola recoge la opinión de Sarasola de que, incluso si el sufijo en origen fuera vegetal y se hubiera extendido su uso a otros campos semánticos, esto no tendría nada de excepcional, dado que ha ocurrido con otros tantos sufijos)
El nombre «Euzkadi» se fue popularizando, pero a partir de los años 60 muchos fueron adaptándolo ortográficamente, sustituyendo esa «z» antietimológica por la «s» de «euskal», dando así lugar a la adaptación «Euskadi». Como explica Iñaki Anasagasti, finalmente el Estatuto de Autonomía decide aceptar el nombre, pero con esta nueva grafía «Euskadi» (y obviamente referido sólo a las provincias de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, a las que se aplicaba dicho Estatuto). El PNV sigue empleando aún hoy en día la variante con «z» por motivos históricos e identitarios (de partido), aunque llegó a aceptar, por mor del consenso, la «s». La izquierda abertzale utilizó desde sus inicios la variante con «s» para diferenciarse del PNV (de ahí que el nombre de ETA fue desde el inicio «Euskadi ta Askatasuna», con «s»). Como recordó Jesús Eguiguren, esta discusión ortográfica fue «el primer amago de debate político, al constituirse el primer parlamento de nuestra autonomía», algo que para él era «más que una mera anécdota».
En los años 90, no obstante, comienza en la izquierda abertzale un proceso para abandonar por completo el nombre «Euskadi» (que quedaría asociado sólo a la Comunidad Autónoma del País Vasco) para pasar a reivindicar el uso de «Euskal Herria» como denominación política, superando la dualidad citada anteriormente (de «Euskal Herria» como realidad cultural y «Euskadi» como proyecto político). Iñaki Anasagasti ha escrito en su blog multitud de artículos criticando esta evolución, como éste o éste, en el que llega a decir «Ahora, a la Izquierda Abertzale, le parece que el nombre con el que hemos de referirnos al País Vasco, es el nombre que a Fuerza Nueva le parecía correcto» (Carlos Merino, responsable de Fuerza Nueva en Bilbao, había defendido en 1979 el uso del término «Euskal Herria»).
Esta nueva polémica entre «Euskadi» y «Euskal Herria» (que, en el fondo, en gran medida es una lucha por la hegemonía dentro del nacionalismo vasco) cobró visibilidad cuando en 2007 se cambió el nombre de la selección vasca de fútbol, de «Euskadiko Selekzioa» («Selección de Euskadi») a «Euskal Herriko Selekzioa» («Selección de Euskal Herria»), para enfado del PNV. Éste intentó forzar la vuelta al nombre original en 2008, lo que causó un boicot de los propios jugadores que llevó a la cancelación del tradicional partido amistoso de ese año, que no volvió a celebrarse hasta 2010, con un nuevo y consensuado nombre de «Euskal Selekzioa» («Selección Vasca»).
En cualquier caso, más allá de su origen incierto y de su polémica actual, el nombre Euskadi sigue usándose de forma habitual hoy en día, comprendiendo sólo los territorios de la Comunidad Autónoma Vasca para algunos, o el proyecto político de las siete provincias de habla vasca para otros. Veremos cuál es su evolución en los próximos años.
No es del todo cierto que el sufijo -di sea solo para árboles o vegetales, también aparece en harridi o hardi ‘pedregal’ e idoi ‘pantano’, así como en erladi ‘enjambre’ (todas ellas documentadas antes o muchísimo antes de Sabino Arana), de harri ‘piedra’ + -doi, ur ‘agua’ + -doi y erle ‘abeja’ + -doi respectivamente (la variante antigua es -doi, que ha evolucionado a -dui o, más comunmente, a -di). El significado original sería algo así como «yacimiento», «depósito», «cúmulo» (podría estar relacionado con la raíz «lo» (sueño, acción de dormir, por eso de «yacer»), y ser el sufijo de «hedoi» («nube», «tormenta»), que sería literalmente «acumulado/cúmulo», por el cielo tormentoso)… Por supuesto, el empleo con términos «humanos» parece nuevo, pero no lo juzgaría tan mal, si no fuera porque ya existen otras palabras u otros sufijos para expresar lo mismo: gaztedi = gazteria ‘juventud, jóvenes’, euzkadi = euskal herria/euskaldunak ‘país/conjunto de vascos’… 😉
¡Gracias! Estuve buscando ejemplos así y no encontraba ninguno. Me acaban de pasar otros ejemplos. Actualizaré esa parte.
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El uso batasuno del Euskal Herria (defendido por Fuerza Nueva o los Carlistas de CTC) es una deriva de los más graciosa como cuando hablan de España como el «Estado» algo muy franquista.
Yo, descendiente (bisnieto) de vascos navarros, defensores de la ETA, creo que las provincias de España deberían formar parte (respetando las tradiciones y las lenguas) de un único Estado Federal, parecido a EEUU.