Los reyes y los vascos

El reciente anuncio de Juan Carlos de Borbón de su próxima abdicación del trono que ocupa en España ha traído a los monarcas y las monarquías a la actualidad. Aprovechando tal coyuntura, he pensado en recopilar algunos datos curiosos sobre la institución monárquica en su relación con el País Vasco, o viceversa.

  • «Errege», el préstamo más antiguo. La palabra vasca para «rey» es «errege». Proviene directamente del latín; no del nominativo «rex», sino del acusativo «rege(m)», que fue la forma propia del latín vulgar y la que dio lugar a todas las variantes en las lenguas romances. En latín esta «ge» se pronunciaba como en castellano «gue», y muy tempranamente pasó a pronunciarse con una palatal, que en castellano en esta posición acabó evolucionando al sonido «y». Este cambio parece que se produjo alrededor del siglo V (aunque el proceso pudo durar varios siglos). Bien, pues el euskera debió de tomar esta voz del latín antes o alrededor de esa fecha, dado que mantiene el sonido velar (ocurrió lo mismo con otras voces latinas como «lege», de «lex», ley), lo que implica que es uno de los préstamos más antiguos del latín al euskera.
     
  • «Errege» como «aita». Hace poco, Semevadelalengua comentó una peculiaridad sobre la palabra «casa»: en determinados contextos funcionaba como un nombre propio. Así, se dice «me voy a casa» (igual que «me voy a Bilbao»), mientras que con cualquier otra palabra se usa el artículo (me voy «a la posada»). En una conversación posterior en Twitter, Ricardo de FiloBlogia recordaba que en algunos dialectos del euskera «etxe» (casa) también se usa así, y que en general esta característica peculiar aparece en otras voces «familiares» en euskera, como «aita» (padre) y «ama» (madre), que se usan sin artículo como si fueran nombres propios (cuando hemos visto que los nombres comunes en euskera deben llevarlo casi siempre). Y eso me hizo recordar que existía otra palabra que funcionaba de la misma forma en euskera: «errege», «rey», se usa sin artículo (como nombre propio, igual que «ama» o «aita»… pero, atención, sólo cuando se refiere al «rey propio», al rey que el vasco que habla siente como propio. De lo contrario, «errege» se declina con artículo («erregea»), como cualquier otra palabra. Así, un vasco podría decir «Errege etorriko da, Ingalaterrako erregeArekin»: el rey (nuestro) vendrá con el rey de Inglaterra (ajeno). Qué reyes sientan hoy unos u otros vascos como «propios» ya es otra discusión, desde luego.
     
  • El rey de Francia es navarro. La monarquía desapareció de Francia en 1870. Los últimos reyes (dejando aparte los emperadores Bonaparte) fueron de la efímera Casa de Orleans, que comenzó en 1830, y llevaban el título de «Rey de los Franceses». Pero la dinastía que reinó en Francia los dos siglos anteriores (desde 1589) fue la Borbón, y el título oficial de estos reyes era «Rey de Francia y de Navarra». ¿Y esto? Sencillo: tras las Guerras de Religión del siglo XVI, el trono de Francia recayó en quien ya era monarca de una nación vecina: Enrique III de Navarra. Su religión protestante hizo que su aspiración encontrara muchos obstáculos, hasta que finalmente abrazó el catolicismo, con la famosa frase «París bien vale una misa», pasando a ser reconocido como Enrique IV de Francia. La Navarra sobre la que gobernaba Enrique era la conocida como «Baja Navarra» o «Merindad de Ultrapuertos», que fue la parte de Navarra que se pudo mantener independiente tras la invasión de Fernando el Católico en 1512, que incorporó a la Navarra peninsular a Castilla. El Reino de Navarra mantuvo su existencia separada del de Francia hasta su abolición en la Revolución Francesa.
     
    Fernando_El_Catolico_Guernica[1]
  • Los reyes que juraron. El territorio de Vizcaya aparece en la Historia como un condado del Reino de Navarra, hasta que en 1072 Íñigo López «Ezquerra» se «autoinstituye» Señor de Vizcaya, dando lugar así a la denominación del Señorío de Vizcaya. Este Señorío pasó en 1370 al Infante Don Juan de Castilla, luego rey Juan I, y desde entonces se mantuvo asociado a la Corona de Castilla (y después de España). Pero esta asociación no diluyó su personalidad histórica, dado que mantuvo hasta 1874 sus leyes propias (Fueros), aduanas en la frontera con Castilla, etc. Uno de los requisitos de los Señores de Vizcaya, como ya vimos, era el de «jurar y prometer» dichos Fueros «en Guernica, so el árbol». Los Reyes de Castilla cumplieron este requisito: el dicho Juan I juró los fueros en Guernica en 1371; Enrique III «el Doliente» en 1393; Enrique IV (tras el intervalo de Juan II) en 1457; los Reyes Católicos en 1476; y desde Carlos I, estos Fueros fueron confirmados por escrito, si bien no en persona. Recordemos las palabras de Felipe II: «Decid á los bizcainos que antes me dejara cortar ambas manos que ponerlas en sus nobles libertades».
     
  • Carlos V, el Rey del Sombrero Colorado. El Rey de quien se conocen (o al menos al que se adscriben) más anécdotas referidas al euskera es, curiosamente, Carlos I, conocido como Carlos V. También en Twitter, Kapittanttan recordaba una de esas anécdotas, recogida por Luis Mitxelena en la importantísima obra Textos Arcaicos Vascos, y citado de aquí:

El emperador Carlos Quinto de gloriosa memoria gustaba de hablar Vascuence, que por tener al confesor, capellán y médico bascongados, como se nota en su lugar, o por curiosidad aprendió algunas palabras; y así de personas fidedignas he sabido, que encontrando en el camino a un arriero de Navarra le preguntó en bascuence:

-Mandazaya, nondic zatoz? Arriero, ¿de dónde venís?
Y respondió:
-Nafarroatic. De Navarra.
Y luego le preguntó más:
-Nafarroan gari asco? ¿En Navarra hay mucho trigo?
Y respondió,.
Bai, jauna, asco. Sí, señor, mucho.
Concluyó el Emperador diciendo:
Nafarroan gari asco; batere, batere ez neretaco.
En Navarra mucho trigo, pero nada para mí.

Y otra anécdota habla de un encuentro suyo con unos aldeanos guipuzcoanos:

Q(uand)o el emperador C(arlos) Quinto paso por Guipuzcoa, le salieron dos hidalgos de Sorabila al camino, y dizen q(ue) le dixeron lo siguiente:

Cosc, Erregue, capela gorri.
Achul ona, Sorabilan bost eche;
Bost echeac, bost urre.
Erregue jauna, eguiezu
Alcabalez merchede.

Ola, Rey del sombrero colorado.
Açeos aca. En Sorabila ay cinco casas,
y ellas cinco como cinco oros.
Senor Rey, azeldes
merçed de las alcabalas

Y el Emperador les otorgo la merçed y quedaron libres de pagar alcabalas.

  • Un último punto en tono musical. Existe una dinastía que fue muy querida en el País Vasco peninsular pero que nunca llegó a reinar: los carlistas, surgidos tras la decisión de Fernando VII de derogar la Ley Sálica para poner en el trono a su hija Isabel. El apoyo popular al hermano de Fernando (Carlos Isidro de Borbón, proclamado Rey por los carlistas con el nombre de Carlos V) es general en el País Vasco (y otras zonas), dado el apoyo decidido de estos reyes a las peculiaridades forales de cada territorio (los Fueros). Este conflicto da lugar a tres guerras (las llamadas Guerras Carlistas). A lo largo de los años se siguen produciendo manifestaciones de lealtad a estos reyes por parte de los vascos. Un ejemplo es esta canción, dedicada a Carlos María de Borbón o Carlos VII, y que ha sido publicada recientemente por el acordeonista Joseba Tapia en su disco de canciones carlistas «Eta tira eta tunba«, y cuya letra original en euskera y su traducción al castellano se puede consultar aquí.

Así que terminamos con música:

Viva Karlos Setimo, Doña Margarita,
laster ikusiko dira Tronuan jarrita!

 

La «mayoría natural» vasca

Durante el Aberri Eguna de 2009, el entonces lehendakari Ibarretxe afirmó que el PNV era la «Mayoría natural» vasca, y que el País Vasco era mayoritariamente nacionalista. Es curioso que el concepto había sido acuñado originalmente por Manuel Fraga tras la descomposición de UCD, refiriéndose a una supuesta mayoría de centroderecha entre los ciudadanos españoles.

En cualquier caso, la pregunta subyacente es ¿es cierto que el País Vasco es «mayoritariamente nacionalista»? ¿Se puede afirmar eso a tenor de los resultados de las elecciones? Si hablamos de la Comunidad Autónoma Vasca y de las elecciones al Parlamento Vasco (todos los resultados históricos de elecciones en la CAV están disponibles para consulta), la respuesta es claramente un «sí».

Como ya hice en un anterior post, he clasificado en el eje nacionalista vasco/no nacionalista vasco a los partidos que han conseguido algún escaño históricamente así: nacionalistas (PNV, HB con sus distintas denominaciones, EE, EA, Aralar) y no nacionalistas (PSE, AP/PP, UCD y CDS, PC/EB, UA, UPyD).

En las primeras elecciones realizadas en 1980 el resultado fue claro: 70% de los entonces 60 escaños fueron para partidos nacionalistas. Podría pensarse en un «efecto rebote» derivado de la transición. Pero las tres elecciones siguientes mantuvieron esa misma tendencia: 65% en 1984, 69% en 1986 y 69% en 1990.

En la década de los 90 se mantuvo la supremacía nacionalista en escaños, pero se fue atenuando progresivamente: 55% en 1994 y 1998, 53% en 2001, y 52% en 2005. La tendencia a la baja era clara: el nacionalismo llevaba camino de perder esa mayoría en escaños que siempre había tenido en el Parlamento Vasco.

De hecho la perdió en 2009, con el 47% de los escaños, pero a estas elecciones no pudo concurrir ninguna denominación del HB original que llamó al voto nulo (y en efecto, éste subió del 0,79% de las elecciones anteriores al 7,79% en éstas).

Mañana se celebran unas nuevas elecciones, y pronto veremos cuál es el siguiente resultado de la serie. Pero las previsiones parecen apuntar a un nuevo repunte del nacionalismo. Aparte de lo que dicen las encuestas, hemos hecho entre unos amigos (más a modo de divertimento que otra cosa) una Porra Electoral Vasca en la que han participado unas 30 personas y cuyo resultado medio ha sido de PNV 28, Bildu 22, PSE 14, PP 9, IU 1, UPyD 1: 67% de escaños para el nacionalismo, rompiendo así de manera muy clara la tendencia que existía desde 1986. Otra porra, creada por Politikon, devuelve resultados similares, previendo para el nacionalismo un 65%.

Ahora bien, la existencia de esta mayoría es un simple dato, y no significa que exista una «exigencia democrática» a que gobierne un partido nacionalista. Se ha argumentado, por ejemplo, que una coalición transversal entre nacionalistas y no nacionalistas aglutinaría mejor la opinión de la mayoría de los vascos. No veo mucho sentido a entrar en ese debate: el gobierno será de quien consiga una mayoría suficiente a partir de los resultados de las urnas. Y eso lo veremos mañana.


Tres notas adicionales. He escogido las elecciones al Parlamento Vasco por parecerme las que mejor correspondían a la intención de los vascos sobre su propia colectividad, dado que las elecciones al Congreso de los Diputados están muchas veces influidas por otros factores. Es cierto que estas elecciones recogen resultados diferentes a los dados aquí: entre 1993 y 2004 los nacionalistas sólo obtvieron el 42% de los escaños, oscilando el resto de años entre el 52% y el 62%.

Por otra parte, obviamente esta «sensibilidad mayoritaria» traducida en escaños es únicamente sensible en la Comunidad Autónoma Vasca; los resultados en Navarra y el País Vasco-Francés (o Iparralde) dan un resultado claramente minoritario para el nacionalismo y empujarían sus cifras hacia abajo.

Y por último, sabemos que en la CAV el reparto de escaños no se corresponde con el voto popular dado que cada uno de los territorios tiene el mismo número de escaños (25 en la actualidad) a pesar de haber grandes diferencias de población entre ellos. Un cálculo por voto popular podría dar cambios importantes; intentaré hacerlo en algún momento.